En los conflictos que vemos y vivimos día a día, sean a nivel macro o micro, suele verse implicado el proceso de construcción del enemigo. Cuando no conocemos al otro, hay cosas que nos hacen desconfiar o sentimos que puede amenazar alguna necesidad nuestra es cuando empieza el proceso: creamos a un monstruo abobinable para poder odiarle sin sentirnos culpables.
Se empiezan a confundir así la persona y el problema, pensando que ‘el otro es el problema’, en vez de pensar que tenemos un problema con esa persona. Se invisibilizan las causas del conflicto, se pierde el sentido del conflicto y la desconfianza y polarización van en aumento.
Bandos y bandoleros. ¿Cómo nos ayuda el teatro del oprimido en este proceso?
El teatro del oprimido es un espacio para trabajar los procesos psicosociales tanto de “la persona” (a un nivel más micro) como para trabajar “el problema” (a un nivel más estructural), a través de la creación de una obra o en su puesta en escena a través del teatro-foro.
En el bloque de la “persona” se aprende a canalizar las emociones, humanizar y empatizar con el otro, a reconocer su dolor, a ver y respetar las diferencias y, ante todo, escuchar. El foro significa que personas con sensibilidades diversas presencien estas representaciones y que además puedan opinar, proponer y ensayar. Muchas veces se verá que en el fondo las opresiones son las mismas, y que la forma de solucionarlas también tiene que ser la misma para muchas.
En cuanto al bloque del “problema”, las técnicas de Teatro legislativo y periódico pueden ser una herramienta para analizar y crear propuestas concretas al conflicto sin ninguna etiqueta posicionadora que impida su simple escucha y comprensión: partiendo de las necesidades y no de las posiciones, se hacen propuestas creativas de un grupo de personas que han analizado y visto la necesidad de esas acciones que proponen.
Os recomiendo echar un ojo al documento (Deconstruir) la imagen del enemigo de la Escola de Cultura de Pau.
¿Conocéis experiencias con estos procesos? ¿Y casos en los que se podría aplicar?
BesarkadaK!
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ResponderEliminarYo creo que para trabajar el bloque de la "persona", así como para abordar las competencias que aparecen en el esquema (que a mí, personalmente, no hacen más que despetarme el interrogante que desde hace tanto tiempo me acompaña: ¿Y eso cómo se hace?),una técnica apropiada de TO sería el Arco Iris del Deseo.
ResponderEliminarTodas las mañanas, todos los días, por semanas, meses y años, llevamos nuestra mochila a cuestas, llevamos nuestros propios conflictos, inseguridades, nuestro no-saber-hacer y un montón de cosas más entre las que está la racista, la intolerante, la 'juzgadora'(que no jueza), la verduga... Haciendo visible, conociendo la carga de la mochila es que se puede cambiar, o simplemente manejar, dominar, controlar (en mi entorno hay un debate abierto sobre si estamos hablando de lo mismo cuando "se cambia" o "se domina tal característica") esas emociones, pensamientos, ideologías, sentimientos. A través del trabajo con los polis en la cabeza, creo que se puede empatizar con "el enemigo" porque entendemos nuestras propias opresiones, las opresiones desde dentro (Ojo! Tengo que matizar... enemigo en cuanto 'persona no grata', por decirlo de algún modo, dudo mucho de mi capacidad de empatizar con todos "mis enemigos")
Un beso para todos y todas!!
¡Gracias Juana de Arco por tu sinceridad! Lo que nos comentas me sugiere todavía algo más y es la necesidad de la voluntad de cambiar, es decir: el querer cambiar, el querer comprender y no juzgar, etc. Y me encuentro a mi misma que a veces no quiero hacer ninguna de las dos cosas, simplemente por cansancio o por pura rebeldía. A veces parace que necesito un "enemigo", lo más asqueroso posible para enfocar en él todas mis frustraciones, rabia y agresividad contenida. Me veo por las dos caras, la que anhela el cambio hacia mayores cotas de humanidad y la que muchas veces está enfangada en todo lo que nos limita y nos hace mezquinos.
ResponderEliminarMe anima el pensar que todo crecimiento se hace desde abajo.
Un fuerte abrazo y feliz verano.
Celia